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Entrevistamos a Yolanda Calle, terapeuta ocupacional del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau

28 · Mayo · 2021

“Los voluntarios eran mis aliados, compartíamos un objetivo común; yo genero oportunidades y ellos hacen de facilitadores”

Yolanda Calle es terapeuta ocupacional en el Hospital de la Santa Cruz y Santo Pau desde hace 11 años. Trabaja con los niños/as y jóvenes que ingresan a la planta de pediatría del hospital por un periodo largo de tiempo, y les ayuda a ocupar el tiempo en aquellas cosas que más necesitan trabajar, que les hacen felices y que les aportan la cotidianidad que se pierde cuando de repente se vive en una habitación de hospital o en una cámara de aislamiento. Usa el juego como herramienta terapéutica para trabajar unos objetivos concretos, y esto hace que algunos de los compañeros le digan cariñosamente que ella es “la doctora de jugar”. Terapia Ocupacional y Fundación trabajan conjuntamente y van de la mano, se coordinan y se ofrecen apoyo mutuo para atender los niños y niñas que se encuentran ingresados.

Esperemos poder recuperar poco a poco esta sinergia cuando se restablezca la normalidad en el voluntariado presencial en los hospitales. Antes de la pandemia, Yolanda tenía mucha relación con el equipo de voluntariado hospitalario de la Fundación, y se hacían de motor mutuamente para acompañar los niños y niñas: “Los voluntarios eran mis aliados, compartíamos un objetivo común; yo genero oportunidades y ellos hacen de facilitadores; los voluntarios y la Fundación hacen posible llevar a cabo aquella actividad con aquel material en concreto, ponen las manos y la energía renovada y limpia”.


Recuerda haber hecho equipo con el voluntariado en numerosas ocasiones, tanto en una dirección como en la otra: “Si yo necesitaba manos para hacer una actividad concreta, ellos las ponían, y si había noches de insomnio alguna vez también se había ocupado el tiempo pintando estrellas por una iniciativa que se estaba haciendo a la Fundación. Una cosa que me ha conectado mucho con la Fundación Villavecchia es este espíritu de compartir y celebrar la vida, lo ‘disfrutémosla hoy que la tenemos’, y hagamos de este día algo especial”.

La terapia ocupacional pertenece al equipo de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que engloba fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional. Cuando un niño ingresa en la planta de pediatría dentro de la especialidad de oncología y hematología pediátricas, su médico de referencia puede hacer una interconsulta a un especialista concreto, desde un digestólogo o un neumólogo, o, en el caso de niños que tienen que hacer un ingreso largo o tienen una determinada patología, pueden consultar a Medicina Física y Rehabilitación, y el equipo decide desde dónde se interviene: “Por ejemplo, en las secuelas de un osteosarcoma, que ha afectado a la movilidad de una pierna, se podría hacer la interconsulta solo a fisioterapia, pero para recuperar la autonomía de poder ir al baño solo o de hacer las actividades deportivas de una manera distinta hace falta la tarea de la terapia ocupacional, este HACER que interviene en todo aquello cotidiano que nos hace felices y que nos da autonomía”- explica.

 

Según Yolanda, se tiene que poner primero la mirada en la persona, y tener en cuenta  el entorno y la tarea que se le pone. Si saben que se tratará de un proceso largo, se intenta adaptar este entorno para que sea lo más facilitador posible; se pueden poner papeles en la pared para que el niño/a pueda pintar derecho, y favorecer la movilidad, poner una cesta de baloncesto en la habitación o ponerle juegos sensoriales para que pueda jugar con el agua en el lavabo, por ejemplo: “ Modelando este entorno y la tarea que se le da al niño/a o joven, se puede personalizar al máximo mirando cuáles son las necesidades; adaptar el material cuando hay un déficit cognitivo, por ejemplo, o cuando han quedado secuelas neurológicas”.

Intenta trabajar desde una mirada abierta y en coordinación con la maestra del aula hospitalaria y el psicólogo o psicóloga: “Se hace un trabajo en red, porque hay veces que yo hago un vínculo estrecho con un niño/a y en una sesión de terapia ocupacional, jugando o pintando pueden salir cosas que pienso que es mejor que recoja y pueda reconducir el psicólogo/a para dar una respuesta adecuada; trabajamos conjuntamente y si detectemos algo que el otro puede abordar, o entrar a acompañar mejor nos lo decimos”.

Cuando piensa las actividades o juegos, Yolanda piensa en qué tarea les puede hacer hacer para conseguir una respuesta adaptativa en un entorno hostil y nuevo como es el hospital. Primero se tiene que trabajar generar el vínculo que les une, y dice que este es un proceso largo y que necesita tiempo. “Por mí es un privilegio poderlos acompañar en todas las fases de la enfermedad, si los tienen que bajar a la UCI cambiarán de enfermera, pero yo los seguiré acompañando, y cuando los dan de alta pero vienen para tratamientos ambulatorios también estoy. Cuando hay un paso a paliativos, si la familia quiere y me deja, también puedo seguir acompañando, incluso en el momento de un final de vida”-explica.

Recuerda una niña a quién ella quería hacer pintar ella sola un dibujo con un objetivo concreto, pero que siempre acababan dibujando juntas madre y la hija. Dice que tiempo más tarde, la niña murió y la madre le explicó cómo habían conectado aquellos días haciendo los dibujos las dos juntas, y como fue de importante para ella aquel recuerdo. Para Yolanda, su parte es “generar esta oportunidad pero después dar libertad y dejar hacer, porque entonces surgen cosas mucho más mágicas y con mucha más trascendencia, como el caso de estos dibujos que yo primero quería que hiciera la niña a solas”.


En un momento frágil y vulnerable como es la enfermedad, muchas veces el niño/a no tiene ganas de jugar, porque está cansado o se encuentra mal, pero muchas veces si se motiva este motor del juego como herramienta terapéutica y se intenta incentivar la ocupación y el hacer, por un lado se pasa un buen rato, que también cura un poco, y por otro se hace un gasto energético que puede ayudar a que después el niño/a tenga hambre y pueda comer algo más.

“Cuando tratas adolescentes, la cosa se complica un poco. De entrada, son mucho más conscientes del que les está pasando y de aquello que les viene, y  aparte están mucho más enfadados con la vida, por su momento vital. Aquí cuesta más hacer el vínculo; a mí me gusta darles mucho de tiempo y espacio y no hacer presión de ningún tipo, que sientan la presencia incondicional es muy importante, que estoy  aquí y me preocupo por ellos y voy pasando para ofrecer que hacemos cosas que los pueden ayudar”.

La Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales (WFOT) define la Terapia Ocupacional como “una profesión que se ocupa de la promoción de la salud y el bienestar a través de la ocupación”. El principal objetivo es “capacitar las personas para participar en las actividades de la vida diaria, y los terapeutas ocupacionales lo consiguen habilitando a las personas para realizar aquellas tareas que optimizarán su capacidad para participar, o modificando su entorno para que este favorezca la participación”.

Para ella, su trabajo “se basa en la ocupación entendiéndola como las actividades que son significativas para mi cotidianeidad; al final se trata de poder realizar las cosas que para mí son importantes”.  Yolanda forma parte de la primera promoción de terapeutas ocupacionales en el ámbito de Cataluña, que se graduó en 1996. Desde entonces, ha trabajado en el ámbito sanitario, social y educativo, y desde 2010 trabaja en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, e imparte dos asignaturas en la universidad.

Muchas gracias por explicar tan bien tu trabajo, por la sinergia con la Fundación y por trabajar juntos por el acompañamiento de estos niños, niñas  y jóvenes y sus familias desde una mirada lo más amplia posible!